miércoles, 20 de marzo de 2013

Por las marismas de Cetina.

Este sábado, como otros a eso de las 5 de la tarde, hora torera y de calor, me fui a recorrer algunos de los solitarios caminos que por las cercanías tenemos y puse rumbo al parque que le llaman Dehesa de las Yeguas, este esta por la carretera de Bolaños, esa carretera que va desde el Portal a Puerto Real, antes de llegar al cruce con la Autovia A-4, se encuentra este parque.
Este parque es un bosque de pinos piñonero y demás vegetación propia de estos ecosistemas, podríamos denominar con una palabra que a mi me cautiva “algaida”, que bordea el sureste de la marisma de Cetina y parte de la marisma de las Aletas, lo forman la Punta de Prados y la Punta de Cetina.
En este parque existe una zona habilitada con mesas y bancos, que para pasar un día entre los pinos con un buen arroz por medio entre unos pocos de amigos debe ser magnifico, y un claro donde dejar el coche, aparqué el vehiculo y sacando la mochila con agua y frutas entre otras cosas, los bastones y mi chambergo, me puse a caminar.
Saliendo de la masa de pinos en dirección a la marisma, se puede ver la primera de las tuberías de agua de riego que nos acompañan por todo el recorrido.
La marisma de Cetina y las Aletas, esta encuadrada dentro de la zona de acción que se marcó el YRIDA por los años 50. En estos años el “Generalísimo” llega a un acuerdo con los EE.UU, y le vende parte de la huerta de Rota, 6.100 acres, que son casi 6100 aranzadas, el acre tiene 4046,8 metros cuadrados, la aranzada tiene 4.472 metros cuadro,  para que estos pongan una base militar desde la cual controlar todo el trafico entre el Mediterráneo y el Atlántico, de gran importancia en la Guerra Fría. A los propietarios de los huertos expropiados, en su mayoría, les dan tierras en Nueva Jarilla y algunos en el poblado de Doña Blanca.
Para tapar conciencias y con una ínfima parte del dinero de los americanos, los ingenieros de caminos, canales y puertos y los ingenieros agrícolas adscritos al Régimen y por supuesto viviendo ricamente del YRIDA (Instituto de Reforma Y Desarrollo Agrario), realizan las mayores barbaridades antrópicas sobre las marismas del Guadalete, se crea un dique a ambos márgenes del Río, el brazo que desde el margen izquierdo fluía hasta el mar, se le corta y se le ponen unas compuertas, lo que llamamos Río San Pedro, y a las marismas se les dota de una red de canales de agua de riego, para por medio de esta agua desanilizar las mismas y hacerlos terrenos para cultivos agrícolas, todo esto fallo, solo quedan los caminos y metros de tuberías y canales destrozados, hoy en día se quiere construir un polígono industrial en las aletas, parece ser que el paso tiempo a los hombres no les da sabiduría.
Volviendo a mis andares, tomé rumbo noroeste, todo recto hasta encontrarme con los últimos retazos del Río San Pedro, por el camino fui dejando metros y metros de tuberías rotas, canales por el suelo caído de sus soportes, sifones rotos, sin agua, un conejo me sale corriendo delante y se mete en uno de los tubos rotos, alguna utilidad le están dando estos animales. Desde un promontorio en el camino cuando se llega al Río San Pedro, se divisa las salinas y en estas pude realizar algunas fotos a los flamencos, y a un bando de cigüeñuelas, una vez en el río tomé un carril a la derecha dirección noreste, y por medio de un puente improvisado, crucé el arroyo Salado, un curso de agua dulce que llevaba bastante caudal y que aporta agua de vida a la marisma, este arroyo esta casi cegado de carrizos y espadañas, si se restableciera las marismas según estaban antes de 1955, este seria un aporte de agua dulce muy importante, junto con el Río. Después de vagar por el entorno y andar entre el barrón, y los almajos, por entre los promontorios de tierra que como islas aparecen en los lucios, con algunas plantas de sabinas, chumberas y alguna que otra pita, de ver como los conejos saltaban por todos lados, ya con las sombras fui volviendo a los pinares y soñando en que un día en vez de naves y carreteras podamos ver las marismas de las aletas y cetina, rebosantes de vida, con senderos para pasear, con un centro de interpretación, con la unión del río San Pedro con el Río, viendo como con las mareas se inundan, como siempre estuvieron, y dejando a la naturaleza el avance de la algaida por la marisma.



 Comienzo del camino, al principio los pinos, después la marisma.


     Canales y tubería de riego, rotos, como un insulto al paisaje, discurren paralelos a los caminos que como heridas se ven en la marisma.

                                       
 Siguen los caminos y las tuberías, como si un campo de batalla fuera.



 Alguna laguna de agua salobre, que queda, ocupada por una cigüeñuela.



 Este canal sigue siendo el Río San Pedro subiendo la marea.

  Me asomo por encima del muro y con la elegancia de los flamencos y el fondo de la salina con sus montañas de sabor, puede pararse la tarde.



 Entre los flamencos un bando de cigüeñuelas levantan el vuelo.

  El arroyo Salado, que no es salado es dulce.


 Mas tuberías que no riegan nada y que nunca sirvieron.




       El pinar, los brotes de las copas como si de luces la primavera los encendiera.



2 comentarios:

  1. Hola tocayo soy Paco Mula, vivo en Jerez y siempre he querido ir a ver los flamencos de esa zona y traerme unas buenas fotos. Siempre los veía desde la carretera yendo yo para Cadiz a trabajar, pero nunca supe por donde se accedia a el lugar.
    Podria ser usted tan amable de hacerme un pequeño croquis para poder verlos y echar unas fotos??Se lo agradecería enormemente. Gracias.
    Un saludo

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    1. Tengo preparado un pequeño croquis de como llegar al brazo del Río San Pedro, donde te puedes asomar y ver los flamencos, pero no se como hacértelo llegar.

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