sábado, 8 de marzo de 2014

ESCAPADA A ASILAH (ARZILA)

Temprano estábamos en el puerto de Tarifa, por dejar el coche en el parking del puerto nos cobraban 12 €/día presentando la tarjeta de embarque, así que aparcamos en la zona de acceso al puerto de pescadores.
El barco de las 10h. no sale, esperamos a las doce, que es el próximo, entre espera, embarque y navegación, llegamos a Tánger sobre las 2h, en el puerto tomamos un taxi, donde después de discutir un poco nos lo dejo en 20 €, y emprendimos el camino en dirección a nuestro destino, Asilah, en una charla un tanto confusa con el taxista nos fue dando una crónica de la situación económica del momento.
Llegamos a Asilah y ya nos esperaba nuestra anfitriona en la puerta de su casa, donde nos alojamos estos cuatro días, un perfecto apartamento con pinceladas marroquíes, donde desde la terraza se ven entrar y salir a los pequeños barcos de pesca por la bocana del puerto, algo casi imposible para ellos cuando llega la pleamar.
Después de dar cuenta de un fabuloso pollo relleno al más puro estilo del lugar, salimos a nuestro primer acercamiento a esta fabulosa ciudad, tomamos la avenida llamada Moulay Hassan Ben Madhi, para entrar a la Medina por  Bab El Kasbah (Puerta de la Alcazaba), atravesando las antiguas murallas  construidas por Alfonso V de Portugal en el siglo XV.
La Medina es pequeña, de calles limpias, de azul cielo, azul del mar, azul lapislázuli, azul cobalto, azul jacinto, azul egipcio, azul…todos los que se pueden realizar con el azul añil, y verdes, verdes en las puertas, verdes claros en los bajos, verdes en ventanas, verdes y de paredes blancas interrumpidas por obras de arte en forma de murales. Calles limpias y estrechas, donde los niños juegan, unos músicos animan a los turistas, llegamos al mirador de Caraquia, a contemplar el horizonte del océano, queriendo ver lo que hay más allá de las azules aguas.
En algunas calles, tiendas de ropa, de pañuelos, de zapatillas, expuestas como si de los mismos artistas que pintan los murales hubiesen diseñado los escaparates, alfombras, cuadros sobre telas, sobre papel, cuadros con trazos étnicos, colores y entre todos el azul, el quinto color del arco iris, el cielo y el mar, la paz, recogimiento y la serenidad .
En los siguientes días volveríamos una y otra vez a perdernos por la Medina, pero en Asilah hay que perderse por las calles del ensanche, calles fuera de las murallas donde todo es un desorden organizado, el mercado, moderno, con los diferentes puestos de frutas, hortalizas, carnes, especies, droguerías, ….y seguimos por una de sus avenidas, donde por el mismo espacio vamos las personas, los viejos mercedes que son los taxis, los isocarros, burros con sus cerones, carros tirados por famélicos mulos, a un lado y otro de la calle, tiendas, cafeteras, molinillos, lavadoras rotativas, hornos domésticos, tiendas de pan, cruasán, dulces, y sobre todo el paraíso de la segunda mano, ropas, zapatos, bicicletas, motores oxidados, lámparas, alambres, tomas de TV, tomas de corriente, cables, conectores,,  …y cualquier artilugio desechado por el europeo en su país del primer mundo, y llegamos a otro mercado, en la puerta cajas de sardinas, jureles y caballas a pocos  Dirhams,  mujeres y hombres con las vestimentas del campo vendiendo alcauciles, habas, chícharos, tapines, zanahorias, remolachas, patatas,…..y  puestos con terneras colgando de ganchos, corderos enteros, con precios inasequibles, carne solo para ocasiones.
Por la mañana después de un increíble desayuno a base de cruasán, leche fermentada, café con leche, pan  Msemmen o Rgayef,  el pan khobz , mermelada de higo, miel..nos fuimos a ver los acantilados de la playa de las cuevas, no si antes pasar por el cementerio sefardí,  donde están enterrados los últimos sefardíes que vivieron en Asilah, caminamos entre ricos campos, veredas bordeadas por palmitos, y después de unos kilómetros, pasar algún arroyo, llegamos a la inmensidad del océano, respirando la fuerza de la mar desde la altura, nos volvimos sin bajar a las interminables playas, de vuelta fuimos por el barrio de chabolas, junto al estadio de fútbol, chabolas de hombres del campo, construida con adobe, maderas, chapas, …con puertas pintadas, pequeños patios con huerto, y el mulo enganchado al carro a la puerta, estrechos callejones sin orden, niños jugando al fútbol con porterías marcadas por piedras y balón sin color apreciable, día de fiesta, era viernes.
Llegamos tarde, así que nos metimos en una casa de comidas donde un amable hombre nos sirvió dos platos al centro de “lubias”, un plato de remolacha aliñada y una bandeja de pescado frito, pescado fresco, frito como si estuviéramos en la misma Plaza de la Flores, y papas fritas, y tomates fritos caseros en cuenco individual para mojar las patatas, y pan, para beber, limonada y agua fresca de la jarra, servilletas de papel cortadas a mano y metidas en un vaso de Duralex, comida para tres,  el precio, 80 dirhams.
El sábado fuimos aprovechando los claros que se producían para realizar escapadas y perdernos por entre las calles mojadas, con los géneros en las puertas de las tiendas tapados con unos precarios plásticos, los hombres con chilabas mojadas, las capuchas enhiestas, mujeres del campo con sombreros grandes de paja adornados con cordones y pompones azules, con las telas de rayas anudadas a sus cinturas, todos sin prisas, sin molestarse por la lluvia, con palabras de agradecimiento por poder enseñarte lo que venden, gentes amables y sencillas, y así fuimos gastándonos los minutos y las horas de nuestra pequeña escapada a Asilah. 
Vistas desde la terraza, el paseo marítimo, el puerto y la “mar océana”.






Entrada a la Medina por  Bab El Kasbah (Puerta de la Alcazaba).
Torre de Guzman en Conil de
la Frontera

Torre portuguesa , torre Al Qamra, en la Medina























La Medina, cielo y mar.










Puertas en casas de la Medina





Tiendas en la Medina.













Las Murallas portuguesas de la Medina, 












Vista desde el mirador de Caraquia.

Murallas donde rompen las olas, vista de la Medina.
Una playa de Asilah, y entre las rocas, los areneros.
Playa de Asilah, la mas popular en verano, junto al puerto.
Acantilado en la Playa de las Cuevas

Playa de las Cuevas, interminables.

Cementerio sefardí

Lapida

Lapida con dos fechas la hebrea y la gregoriana.
Medio de transporte habitual en Asilah.
Motocarro o isocarro cubierto en la zona de chabolas, es el medio mas motorizado mas utilizado para el transporte de mercancías dentro de la ciudad,

Isocarro en la Avenida Ibn Batouta 

La sopa típica para el iftar o ruptura del ayuno durante el mes de ramadán, harira, aunque se puede comer en cualquier momento.

El Tajin de pescado, buenísimo.

Tajin de carne, cordero o ternera, exquisito.

Cuscus de verduras.

Muy solicitado la ensalada de remolacha.

En el mercado, cada uno va como quiere.